Tucumán
"... controlé todo y salí para Tucumán..."
Sin un destino claro ni saber dónde iba a pasar la noche, pero con la tranquilidad de estar viajando un Viernes y tener el fin de semana para organizarme, buscar un hostel con una conexión Wifi (che, ¿tan difícil es que funcione? No pido mucho más, solo que ande) y hacerme una idea de cómo iba a ser mi semana laboral ahí. Si tenía tiempo, incluso podía barajar opciones...
Partí de Santiago del Estero, con muchas cosas en la cabeza que fui procesando durante todo el viaje. Me di cuenta que subirme al auto y salir a la ruta me pone la mente en blanco y me ayuda a pensar en frío muchas de las situaciones o sensaciones que he estado viviendo. Eso, me hace tomar mejores decisiones para la próxima y también siento que crezco un poquito, de algún modo.
Así, con todo este mambo en la cabeza, pensando qué había vivido y qué era lo que podía llegar a venir, aparece el peaje. "Hola, ¿qué tal? ¿Cuánto sale?" -pregunto y me quedo tildado... Inmediantamente, mi cabeza empieza a recordar que en el día de hoy (Viernes) no había salido de la casa, simplemente había estado trabajando ahí. También recuerda sobre la noche anterior: "¿En qué momento saqué la billetera? ¿Cuánta plata me quedaba?". "No! Jodeme! Me gasté los últimos $50 que tenía en 2 cervezas y no tengo nada, pero nada de efectivo. Ya fue, le digo eso..."
"Estem... Mirá, me acabo de dar cuenta de que no tengo nada, pero nada, de efectivo. ¿Qué puedo hacer?" -pregunto.
"¿Nada, nada? Y... ¿cuándo volvés?"
"Ni idea, no tengo en mente cuándo voy a volver"
"Bueno, fijate si me podés dejar algo y cuando vuelvas pagás y te lo devolvemos"
"Mmm... OK. Pero no te puedo dejar un documento o similar, porque lo necesito. Dejame pasar, me estaciono ahí adelante y me fijo".
"¿Qué carajo le dejo?" -pensaba yo. "¿Me estará pidiendo algo como 'un paquete de yerba' o querrá que le deje 'ropa' o qué mierda querrá?"