No uso pulceritas
Anoche me fui a comprar un sandwich a una despensa y cuando iba volviendo con la bolsita en la mano, completamente tapado con la campera y la capucha escucho:
Hey! Hey!
Me doy vuelta y veo un flaco que se me acerca con un palo en la mano. Lo miro, trato de descifrar qué catso quería y con un poco de miedo, me detengo. Mientras se me viene acercando, lo observo de arriba abajo. No se veía casi nada, la ciudad estaba muy oscura y poco era lo que podía descifrar sobre este personaje. Solamente se le notaba que llevaba un gorro de lana y que sobresalían algunas rastas por debajo.
Cuando estamos cara a cara me dice:
Mirá, estoy vendiendo pulceritas rebuscándomela para zafar la comida de hoy. ¿Querés pegarle una mirada a ver si te interesa alguna?
Mi respuesta:
No, gracias. No uso pulceritas, pero si querés te doy $10.
El flaco me mira, no entiende nada y me dice:
No, no puedo aceptarlo. Tomá, llevate una. Mirá esta está buena. ¿No tenés novia? Por ahí se la podés regalar a ella. No sé, igual, tomá, llevate esta.
Le dí los 10 mangos, agarré la pulcerita y me fui caminando contento para el hostel. Llegué y la amarré en la mochila, junto a la que me había regalado Johanna en Santiago del Estero.
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