Novedades: actualmente estoy impulsando el proyecto Argentina en Python, desde aquí (ver mapa)

Paseando por Capilla

De todas las cosas que había listadas en el mapa, no elegí ninguna, sino que cuando terminé de desayunar cargué la cámara de fotos y la mochila y salí a caminar "por ahí" apuntando para el lado del río. Le metí río arriba un tiempo, entre las piedras y caminos no tan accesibles como para llevar un paso a ritmo, sino que más bien era medio trabado y mirando bien dónde uno ponía el pie. Había muchas piedras flojas, lo que hacía el tránsimo medio lento.

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Sin embargo, gracias a que iba despacio, podía ir mirando a mis alrededores con mayor atención y captar diferentes insectos que deambulaban por la zona. También admirar el Uritorco que se lo ve gigante e impactante.

Después de meterle como una hora río arriba, llegué a la zona del camping municipal, donde ya había estado hace unos años atrás. Entré para ver qué precio tenía y cómo era el lugar (estoy pensando en quedarme una semana acá ya que el lugar es hermoso y se repira aire puro y buenas energías). $45 el día. Una ganga.

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Seguí caminando en dirección hacia el cerro Uritorco, en algún momento suponía que iba a llegar. Pasé varios negocios de artesanías y varias cabañas privadas también (en alquiler). Pasé hornos de barro, caminos repletos de piedras a los costados, mucha vegetación árida y un sin fin de pájaros y cosas que andan volando por los aires. Entre todas esas cosas, cada tanto, había unos cartelitos redondos en los postes de luz que decían: "Seguime Chango. A 900 metros." Otros que decían: "Seguí la oveja negra. No te vas a arrepentir" (o algo así). "Seguí Chango (con el dibujo de la oveja negra). A 400 metros" y así varios más...

Bueh, entre que me estaba picando el vagre y que tenía sed, ya quería ponerme a buscar un lugar dónde sentarme a comer algo tranquilo, descansar un poco y emprender el regreso a casa para buscar el auto y salir de nuevo para el lado del dique. Sin embargo, no me podía volver sin saber qué corno era eso de la oveja negra, así que le seguí metiendo pata unas 5 cuadras más hasta que llegué a "Seguime Chango", un restaurante :D . ¡Ge-nial!

Entré, pregunté si había locro, me senté y me comí terrible plato con unos bollitos de pan casero de otro mundo (para mi los traen los extraterrestes del Uritorco)

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Después de quedar de la panza (no quedó nada) -no me podía mover. Hice un poco la digestión ahí sentadito solo en el bar (bastante triste mi imagen) y casi me duermo sentado. Fue terrible el locro ese, era muy rico y lo comí muy rápido. Cuando pude levantarme de la silla, salí sigilosamente del lugar y me encontré con que la casa de al lado tenía techo verde y justo lo estaban regando :)

Le metí caminata, ahora cuesta abajo, y tomé otro camino para la vuelta. No tenía la más mínima idea por dónde me estaba metiendo, pero "¿Qué tan grande puede ser Capilla?". De alguna manera tenía que volver a llegar a algún lugar que "conozca". Con eso en mente, le metí y le metí por lugares inóspitos y calles muy angostas. Llenas de perros y gente viviendo con una tranquilidad infinita.

Sorprendentemente, o no tanto, llegué a la calle techada. Sí, la calle techada... Esa que mencionaba la carta del restaurante (ver el álbum de fotos). Y de ahí es re fácil ubicarse. Empecé a pegar la vuelta y de paso me encontré con el Hostel Internacional, así que pregunté cuánto salía porque me parece que me voy a quedar unos días acá ya que hay varias cosas para ver y la tranquilidad es algo que va conmigo. El flaco del hostel me atendió re bien, me mostró todas las instalaciones y me dijo que salía $100 la noche. Nada caro. Así que, dependiendo cómo venga la mano acá y viendo que tenía WIFI y un comedor muy cómodo para trabajar, creo que me voy a quedar ahí en vez del camping.

Volví a arrancar para la casa. Llegué, me fijé si tenía alguna novedad en el mundo de la internet. Agarré las llaves del auto, calefacción en 0.5 y dale que va... Vamos a ver qué onda ese dique que muestra el mapita.

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Paré en varios lugares a sacar fotos y a correr entre las piedras gigantes. Parecía un niño de unos 9 años aproximadamente. Idas y vueltas, fotos que van y que vienen, viento que empieza a soplar cada vez más fuerte y se empieza a convertir en "Uy, me estoy cagando de frío", vuelta al auto y seguir andando por calles muy extrañas, montañosas y rocosas hasta llegar al dique.

Pegar la vuelta, llegar, preparar el mate, mirar las fotos y ponerse a escribir...

Todas las fotos, aquí


Buen Día

Despertase mirando hacia un ventanal con una vista de cielo y pájaros maravillosa. Saber que me iba a encontrar solo en una casa ajena y sin saber muy bien para dónde arrancar luego de desayunar. Emociones nuevas.

Como el paisaje que se veía desde la cama era hermoso, me quedé "reposando" un poco más ahí. Mirando los pájaros y viendo como la sombra de algunas estufas tiro balanceado se mostraban en unos departamentitos a lo lejos... Me preguntaba si teniendo una foto con una buena perspectiva se podría llegar a calcular fácilmente la hora del día...

Al bajar, me encuentro con esto:

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¿Se puede pedir algo más?


Llegando a Capilla

A través de un camino oscuro, rodeado de montañas, rocas y pasando por túneles de árboles y lugares muy románticos... Llegué a Capilla del Monte.

Si bien eran no más de 100 Km desde Córdoba Capital, el viaje fue apasionante. El camino lleno de curvas, con una máxima de 40, 60, 80 y con mucha furia algunos trayectos de 100 km/h; luces bajas con antinieblas y altas sutiles auxiliando cuando no venía nadie por el carril de al lado; calefacción en medio y el sensor de temperatura externa anunciando los 1°C en el punto máximo de la temperatura baja... Me recibe Capilla del Monte.

Si bien ya había pactado en encontrarme con Agustín Fontaine, uno de los chicos a los cuales llegué gracias a Libre Base (de la reunión en Casa 13), para cuando llegué él estaba todavía trabajando. Así que, me fui a dar una vuelta caminando hasta que llegue a su casa. Pasié un rato por la calle techada recordando viejos momentos de mi viaje con mi primo Gustavo y Fabián hace como unos 5 años atrás. Sinceramente, y para no sorprender a nadie, me acordaba poco de cómo era Capilla.

Ya al regreso de Agustín a su casa, nos encontramos ahí. Me recibió con un fuerte abrazo y muy buena onda. No dejo de sorprenderme de lo emocionante que es encontrarse con gente desconocida e inmediatamente ser/hacerse amigos. No estoy seguro si ya éramos amigos antes de vernos por primera vez o si nos hicimos amigos a primera vista. Si bien ya habíamos estado intercambiando una serie de emails, nunca nos habíamos vistos las caras ni sabíamos quienes éramos. ¿Confianza? Creo ya no saber qué es eso: "si querés, cuando llegues, pasá por mi trabajo y te doy la llave de la casa, así ya te vas acomodando" -dijo.

¡Qué lindos tiempos!

Enseguida empezamos a charlar de dónde venimos cada uno y cómo llegamos a conocernos. Él dice que los programadores son unos capos capos y yo creo que los filósofos son unos capos capos. Así que, le estuvimos sacando chispas a estos temas durante un buen rato mientras cocinábamos terrible polenta con salsa (cocinamos... no calenté ni el agua)

Deespués de comer, charlamos un poco sobre las reglas de la casa: acá separan la basura en varias partes, por ejemplo. Así que me puse al día con eso como para no hacer cagada y seguir la onda. Las llaves. La organización del día siguiente y algunos lugares para salir a conocer caminando. Luego de eso, "este es tu cuarto; éstas las sábanas y hoy temprano prendí el calefactor para que se vaya calentando tu pieza"

¡Nah! ¿Qué más querés?

El Domingo es la reunión de Radios Libres (o algo así) dónde vamos a estar charlando cuáles son las tecnologías Software Libre que conocemos y que cumplen con ciertos criterios como para ver si es factible empujar a las radios comunitarias a migrar al Software Libre o qué se puede hacer. Mi conocimiento sobre el mundos de las radios es nulo, pero un poco esa es la idea: mezclar gente de distintos palos para que cada uno aporte lo que sabe / conoce / le gustaría hacer. Seguramente va a ser un éxito. Le tengo fé.

Gracias.


Tres temas

Tres canciones que simbolizan perfectamente el viaje:

"Yo vengo a ofrecer mi corazón - Fito Páez"

"Sea - Jorge Drexler"

"Eso espero - Catupecu Machu"