Paseando por Capilla

De todas las cosas que había listadas en el mapa, no elegí ninguna, sino que cuando terminé de desayunar cargué la cámara de fotos y la mochila y salí a caminar "por ahí" apuntando para el lado del río. Le metí río arriba un tiempo, entre las piedras y caminos no tan accesibles como para llevar un paso a ritmo, sino que más bien era medio trabado y mirando bien dónde uno ponía el pie. Había muchas piedras flojas, lo que hacía el tránsimo medio lento.

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Sin embargo, gracias a que iba despacio, podía ir mirando a mis alrededores con mayor atención y captar diferentes insectos que deambulaban por la zona. También admirar el Uritorco que se lo ve gigante e impactante.

Después de meterle como una hora río arriba, llegué a la zona del camping municipal, donde ya había estado hace unos años atrás. Entré para ver qué precio tenía y cómo era el lugar (estoy pensando en quedarme una semana acá ya que el lugar es hermoso y se repira aire puro y buenas energías). $45 el día. Una ganga.

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Seguí caminando en dirección hacia el cerro Uritorco, en algún momento suponía que iba a llegar. Pasé varios negocios de artesanías y varias cabañas privadas también (en alquiler). Pasé hornos de barro, caminos repletos de piedras a los costados, mucha vegetación árida y un sin fin de pájaros y cosas que andan volando por los aires. Entre todas esas cosas, cada tanto, había unos cartelitos redondos en los postes de luz que decían: "Seguime Chango. A 900 metros." Otros que decían: "Seguí la oveja negra. No te vas a arrepentir" (o algo así). "Seguí Chango (con el dibujo de la oveja negra). A 400 metros" y así varios más...

Bueh, entre que me estaba picando el vagre y que tenía sed, ya quería ponerme a buscar un lugar dónde sentarme a comer algo tranquilo, descansar un poco y emprender el regreso a casa para buscar el auto y salir de nuevo para el lado del dique. Sin embargo, no me podía volver sin saber qué corno era eso de la oveja negra, así que le seguí metiendo pata unas 5 cuadras más hasta que llegué a "Seguime Chango", un restaurante :D . ¡Ge-nial!

Entré, pregunté si había locro, me senté y me comí terrible plato con unos bollitos de pan casero de otro mundo (para mi los traen los extraterrestes del Uritorco)

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Después de quedar de la panza (no quedó nada) -no me podía mover. Hice un poco la digestión ahí sentadito solo en el bar (bastante triste mi imagen) y casi me duermo sentado. Fue terrible el locro ese, era muy rico y lo comí muy rápido. Cuando pude levantarme de la silla, salí sigilosamente del lugar y me encontré con que la casa de al lado tenía techo verde y justo lo estaban regando :)

Le metí caminata, ahora cuesta abajo, y tomé otro camino para la vuelta. No tenía la más mínima idea por dónde me estaba metiendo, pero "¿Qué tan grande puede ser Capilla?". De alguna manera tenía que volver a llegar a algún lugar que "conozca". Con eso en mente, le metí y le metí por lugares inóspitos y calles muy angostas. Llenas de perros y gente viviendo con una tranquilidad infinita.

Sorprendentemente, o no tanto, llegué a la calle techada. Sí, la calle techada... Esa que mencionaba la carta del restaurante (ver el álbum de fotos). Y de ahí es re fácil ubicarse. Empecé a pegar la vuelta y de paso me encontré con el Hostel Internacional, así que pregunté cuánto salía porque me parece que me voy a quedar unos días acá ya que hay varias cosas para ver y la tranquilidad es algo que va conmigo. El flaco del hostel me atendió re bien, me mostró todas las instalaciones y me dijo que salía $100 la noche. Nada caro. Así que, dependiendo cómo venga la mano acá y viendo que tenía WIFI y un comedor muy cómodo para trabajar, creo que me voy a quedar ahí en vez del camping.

Volví a arrancar para la casa. Llegué, me fijé si tenía alguna novedad en el mundo de la internet. Agarré las llaves del auto, calefacción en 0.5 y dale que va... Vamos a ver qué onda ese dique que muestra el mapita.

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Paré en varios lugares a sacar fotos y a correr entre las piedras gigantes. Parecía un niño de unos 9 años aproximadamente. Idas y vueltas, fotos que van y que vienen, viento que empieza a soplar cada vez más fuerte y se empieza a convertir en "Uy, me estoy cagando de frío", vuelta al auto y seguir andando por calles muy extrañas, montañosas y rocosas hasta llegar al dique.

Pegar la vuelta, llegar, preparar el mate, mirar las fotos y ponerse a escribir...

Todas las fotos, aquí

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