Mendoza tiene agite

En Córdoba Ciudad, en Capilla del Monte, en San Marcos Sierra, en Mina Clavero, en San Luis, en Merlo y en más lugares "hice contactos". Pero... ¿qué es un contacto?

En general, se puede resumir en "el conocido de un conocido con el cuál podés ponerte en contacto de parte de tu conocido para hacer algo en particular". Así, gracias a algún conocido mio que tenía en el lugar en el que paraba iba "haciendo contactos" para ir a otro lugar y así hacer ese "algo en particular". "Preguntale si no te puede tirar un colchón así te ahorrás el alojamiento", "Decile que estás dando cursos de programación, se va a poner loco", "Comentale la onda de tu viaje", "Ellos están armando una radio con Software Libre, por ahí les podés dar una mano", "Tiene una finca donde hacen vinos, decile que te lleve a conocer ese lugar. Es zarpado" -me decían.

DSC_7728.thumbnail.jpg

Embalse de Potrerillos

Si bien para mi era importante conocer ciudades y lugares nuevos, más importante aún era "tener algo que hacer" en ese lugar. Y no tener una ocupación para mi tiempo libre, sino sentirme útil. Digamos, usar mi conocimiento, mi experiencia, mi ser para poder enseñar, ayudar, colaborar y/o compartir lo que tengo, lo que sé, con alguien que esté dispuesto a recibirlo y también, cambiarle la vida a alguien para siempre: ¿porqué no? (uno nunca sabe)

Entonces, muchas veces no me llamaba mucho la antención ir a un lugar dónde no conocía a nadie o no tenía ningún contacto en esa ciudad. Sin embargo, con el tiempo me di cuenta que esto tiene sus grandes beneficios...

En San Marcos Sierras, Leandro, uno de los chicos con quienes fuimos a El Quicho me pasó el contacto de Leonardo Marti y me dijo: "Es un amigazo mio de la infancia, lo quiero mucho y seguro que se van a llevar bien ustedes dos. El loco anda en la electrónica. Mandale un mail... Está en Mendoza." En el medio pasó Mina Clavero, Merlo, San Luis y varios destinos más. Stress. Locura. Desesperación y hasta riesgo de muerte. También conocí mucha gente piola en el medio que me ayudó en un sin fin de aventuras.

Además, en Mendoza estaban los chicos que están organizando el PyDay en esa ciudad con fecha para el 15 de Agosto y que también me tiraba mucho a ir para allá. Para conocerlos, para ver qué están haciendo, para ver cuál es la movida de Python en Mendoza y demás.

Llegué a Mendoza... buscando WiFi como loco porque estaba teniendo algunos problemas en el trabajo y tenía que resolverlos lo más rápido posible. También tenía una reunión con mi jefe por Skype y eso complica bastante las cosas porque en general casi ninguna conexión "pública" se banca una conversación fluida de Skype (algo que todavía no tengo resuelto). Caí en el Hostel Chill Inn que es donde estaba mi amigo Suizo que conocí en Mina Clavero, sabiendo que el hostel era lindo, tranquilo, no muy barato, que funcionaba internet y que tenía ciertas comodidades.

Una vez ahí, empecé a organizar mis días en Mendoza. Básicamente consistía en hablar con Leonardo, llamar a una amiga de la primaria que sabía que hace un tiempo vivía en Mendoza, hablar con la gente de Eventioz por el PyDay y buscar de dar un curso de Python en algún lado, como así también conocer algún viñedo y hacer algo de turismo alternativo que me gusta a mi.

DSC_7589.thumbnail.jpg

Unos chicos que conocí en la plaza cuando jugaba con el trompo el primer día que llegué a Mendoza.

Estuve 4 o 5 días en ese hostel, con varios problemas de internet ya que se entre cortaba la señal todo el tiempo (eso aumenta bastante el stress y desconcetra mucho). Además de que el WiFi funcionaba bastante mal y tenía que pedirle que lo reiniciara a cada rato, me quedé sin plata. Podía pagar 2 noches más, pero en ese caso no me quedaba plata para comprar la comida. Caradurié un poco y le mandé un mail a Leonardo para ver si podía mandarme para su casa en los próximos días (mientras arreglaba el problema monetario / bancario) y mientras esperaba la respuesta me fui cambiando de hostel a uno que salía $25 menos. No era gran diferencia, pero con $25 comés un dia entero, así que eso me daba un poco más de tiempo para resolver lo de la guita.

Este hostel al que me cambié era bastante más power para arriba. Muchos adolencentes borrachos por todos lados, jugando ping pong o metegol y sobre todo mucha gente dando vueltas todo el tiempo. Un ambiente complicado para el trabajo, sinceramente... Pero el WiFi andaba de lujo ;)

Así, entre adolecentes borrachos pasé unos días mientras iba coordinando con Leo para juntarnos a charlar de electrónica y ver en qué andaba cada uno. Me pasó la dirección de su laboratorio, donde realiza hermosos experimentos electrónicos, y me mandé para allá. Al llegar, me encuentro con mi "contacto de Mendoza", sorrío y pregunto: "¿Vos sos Leo?", él, también con una sonrisa en la cara, me da un abrazo y me dice: "Sí, pasá y contame todo sobre tu viaje...". Entro al laboratorio y quedo shockeado: miles de cables por todos lado, conectores, soldadores, placas de circuitos electŕonicos, Linux en la pantalla de la computadora, unos dibujos de unas señales en el pizarrón y yo pensando: "¡Qué importa mi viaje! ¡Quiero ver cómo se usan todas estas cosas!". Preparamos unos mates y nos sentamos a charlar, yo, anonadado. Hablamos de todo un poco, desde Python hasta los astros pasando por el Software Libre, la programación de PICs y "Ah! ¿Vos sos de esos a los que se le pasa la hora de comer porque están re cebados programando algo? Jajaja! A mi también. Vamos a comprar algo para comer, dale"

Ese día, el primer día que nos conocimos, ya éramos amigos y personalmente sentía una terrible admiración por lo que sabía y hacía este flaco. Mis ojos se iban de un lado al otro para poder observar todas las cosas que había en ese laboratorio, tratar de registrar algo para el futuro, recordar la forma de trabajo, las luces de leds, cómo estaban resueltas las comodidades para el trabajo diario en ese lugar, los dibujos del pizzarón... Todo. Quería saber todo de ese lugar. Mamar la mayor información posible.

DSC_7715.thumbnail.jpg

En la Bodega subterránea Dolium

Seguimos hablando de los cursos que yo quería dar, me dijo que estaría bueno hacer uno en el laboratorio y que él podía invitar a algún otro electrónico que le pueda interesar, seguimos hablando de otro tema, volvimos a lo de Python, íbamos y veníamos en los temas de conversaciones. Estábamos muy cebados con la información que el otro tenía para compartir y no nos queríamos perder ni un dato. Volvimos al tema de los cursos y fijamos una fecha para arrancar: Martes a la tarde. Ese día, nos juntamos en el laboratorio nuevamente para hacer el curso. Eramos tres, Leo, el señor del que se me borró completamente el nombre, y yo. Ellos, dos electrónicos con mucha calle, que hacían chistes de transistores, de sañales y que se ve que eran super graciosos porque se reían mucho. Yo, no cazaba una :) . Empezamos con el curso, hablamos un poco de la historia de los lenguajes de programación, de COBOL, PASCAL, LOGO, C y muchas cosas más. Fue bastante charlada la primera parte y estuvo buenísima porque era como que tenía que demostrar que Python es mejor C y como siempre dije: "Ninguno es mejor que el otro. Son para propósitos distintos". Esa es una muy buena forma de empezar la explicación sin pelear ni criticar el lenguaje que la otra persona considera muy bueno, ya lo ha probado y seguramente a logrado cosas increíbles. Entonces, es como empezar suave y ser aceptado. Después, con el correr de la charla y hablando más puntualmente de esto, voy limitando los "propósitos" para los que usaría C y mencionando algún que otro porqué hasta finalmente llegar a que C es muy bueno para hacer drivers o módulos para llamar desde Python ;)

Seguimos adelante, hablando mucho, contando experiencias personales y viendo si Python era útil para eso, si podía resolver los problemas que ellos habían tenido y más que nada puliendo dudas conceptuales y personales, no tanto técnicas o del lenguaje en sí. Luego, pasamos a la consola interactiva y empecé a mostrar algunos truquitos y a explicar sobre los tipos de datos mostrando algunos ejemplos. Este público ya tenía experiencia en programación así que ya teníamos gran parte de la introducción cubierta. Seguimos adelante un par de horas más y finalmente terminamos el primer día de curso y coordinamos para seguir adelante otro día más.

Durante la semana, creo que me junté todos los días con Leo. A experimentar cosas con la electrónica ("hicimos" -dijo el vago, una radio FM con 50 metros de alcance y buena calidad en menos de una hora) y también con Python: un graficador de datos en tiempo real (con matplotlib) que ingresan por USB de una placa que tenía hecha Leo con un PIC. Ambos quedamos facinados con lo que hicimos. Me encanta la electrónica, me encanta saber que hay gente haciendo delirios electrónicos y que tiene una pasión que lo mueve más que cualquier otra cosa. Este flaco Leo es muy groso, habla de ondas, señales y energía con una facilidad que ilumina a quien lo escucha. Además, increíblemente didáctico.

Pasaban los días y nos seguíamos juntando. A chalar, a comer, a soldar, a probar la placa ICARO de Valentín, a delirar, a soñar en hacer mega proyectos... Éramos dos chicos... Hacía mucho que no me sentía así.

Durante la semana también me logré juntar con Victoria, mi amiga de la primaria, y nos fuimos a tomar unos mates nocturnos a una de las plazas del centro de Mendoza. Estuvo buenísimo, hacía un montón que no la veía ni que charlábamos de la vida en general. También hablamos de Python y de cómo se puede trabajar en las cosas relacionadas con programación, cómo venía haciendo yo y algún que otro consejo. Ella estaba interesa en empezar a estudiar algo por el estilo en algún momento.

DSC_7802.thumbnail.jpg

Unos chicos que encontré yendo a Vallecitos y los llevé un tirón hasta la montaña. Después ellos me llevaron a mi hasta "la cima" de un tirón.

Llegando a los últimos días de mi estadía en Mendoza también pude visitar la empresa Eventioz, de los chicos que están organizando el PyDay en Mendoza. En la empresa me atendió Diego y estuvimos charlando varias horas sobre la comunidad de Python, la de Ruby, la empresa en general, el producto que ellos tienen, cómo es la filosofía de vida, tomamos una riquísima cerveza, hablamos de un proyecto electrónico que tenían y nos divertimos bastante.

Para el último día de mi estadía en Mendoza, Leo había organizado un curso de electrónica para chicos entre 8 y 12 años. Claramente, no podía faltar. Ese día a la mañana llegaba mi mamá a Mendoza para luego irnos una semana de vacaciones a Chile. Le comenté que quería hacer ese curso para ver cómo se relacionaban los chicos con la electrónica y aprender un poco de Leo como profesor. Ese mismo Sábado, después de pasar a buscar a mi mamá por la terminal, nos fuimos enseguida para el lugar donde iba a ser el curso. Ahí nos encontramos con los chicos y empezamos a desarmar las cosas que habían llevado para ver cómo estaban hechas por dentro y entender su funcionamiento, así como también para sacar algunas partes y usarlas para otras cosas. La idea principal del curso era poder crearnos nuestros propios juguetes. Para eso, estaba la mamá de Leo que es artística plástica y tenía un sin fin de ideas para hacer con todos los componentes electrónicos que iban apareciendo.

Estuvo muy bueno el curso, aprendí mucho sobre los chicos, cómo trabajan, qué cosas los enganchan y que también hay muchas ideas simples fácilmente implementable por los chicos para crear juguetes muchos más interesantes a los que venden en las jugueterías y además, hechos por los mismos chicos con 2 pilas, un par de cables, un led, un motorcito y cualquier cosa que iría a terminar en la basura de otro modo.

Así, nos fuimos del curso despidiéndonos de Leo y de su mamá para empezar a hablar con mi mamá de lo bueno que estuvo el curso y de lo niño que nos sentimos con Leo durante todo este tiempo que estuve en Mendoza. "¿De dónde lo conocés a Leo?" -me preguntó mi vieja...

Comentarios

Comments powered by Disqus