El final: un nuevo comienzo

Comenzó el final, terminó el principio de aquello que se fue. El viaje llegó a su fin y una cantidad innumerable de cosas quedarán en mi conciencia, en mis recuerdos, en mi cuerpo y en un montón de personas que conocí a lo largo de estos casi 3 meses que hace que empezó esta aventura. Con ella, se van muchísimas emociones de todas formas, colores y sensaciones como en cualquier otra circunstancia, pero a mayor velocidad, quizás.

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Atardecer en Viña del Mar, Chile

Estas personas que conocí, quizás superficialmente pero logrando conexiones magníficas en poco tiempo, me ayudaron a repensar todo esto (mi camino). Gente que viaja de un lugar a otro trabajando como recepcionista en diferentes hostels solo para, de esa forma, poder conocer la mayor cantidad de lugares. Gente que viaja en bicicleta desde el sur de Argentina y que va buscando trabajo de lo que encuentra para poder seguir adelante y así cumplir su objetivo de llegar a Perú. Gente que escapa de Buenos Aires cansado de la mediocridad en la que se encuentra esa ciudad, la política y el malestar general que emanan sus calles, hacia un lugar más tranquilo. Gente que tiene como pasión escalar y que "vive en el monte" a cambio de poder subir una montaña todos los días. Gente que tiene otras pasiones, diferentes a las socialmente aceptadas y que lo dejan todo a cambio de un objetivo puntual. ¡Apasionante!

Conocí profesionales (de esos importantes que visten trajes), me relacioné con hippies (de esos que saben hacer muchísimas cosas con sus manos), tuve una charla de economía / marketing con un señor que vendía gaviones, a punto de irnos a dormir. Compartí mucho conocimiento sobre electrónica y programación. Conocí a un asesino que nos contó su historia de vida y cómo logró salir de eso. Me regalaron dos postales alentándome a seguir adelante con el viaje. Me dijeron "Y... tendrías que volver entonces". Recuperé mi equipo de mate olvidado en el hostel de Merlo gracias al recepcionista que me lo mandó por encomienda. Me preguntaron: "Ahh, ¿ese es el famoso GPS?". Aprendí lo que significa "la once" y la enorme desigualdad de oportunidades que hay en Chile. Saqué algunos trucos nuevos con el trompo. Tuve frío. Tomé varias fotografías. Compartí mates con extranjeros que nunca lo habían probado. Me compré un tupper. Tuve miedo. Sonreí y volví a saltar. Me caí arriba de un cactus con muchísimas espinas (y todavía tengo algunas clavadas en la piel). Lloré en algunas oportunidades. Trabajé muchísimo. Hablé sobre Software / Cultura Libre con personas que nunca habían escuchado esas palabras. Tomé pésimas decisiones. Me echaron de un hostel. Regalé...

Esto fue suficiente como para querer parar la pelota un poco y pensar en frío. Resolver tranquilo qué y cómo hacerlo: cómo seguir adelante. Por eso ayer, Jueves 24 de Julio decidí emprender la vuelta a Paraná desde San Juan, pasando por Capilla del Monte por la casa de Agustín y Laura (dónde ya me había hospedado hace 1 mes y medio atrás) y llegar a Paraná el Sábado 26 pasado el medio día. Una vez ahí, pensar, repensar, compartir mi experiencia, escuchar sugerencias, planear, resolver y volver pensar.

"¿Qué buscás?" -me dijeron...

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