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¡Así es! Ayer por la noche le hicimos un homenaje sorpresa a César
Ballardini: un crack en todo, pero principalmente en el mundo de las
computadoras.
Contando un poco la historia de este homenaje, podría decir que viene de
no hace mucho sinceramente, pero que sí tuvo bastante fuerzas para
llevarse a cabo de una manera un poco tirada de los pelos. Hace
aproximadamente un mes atrás nos juntamos con César y con Manuel (manuq)
a charlar sobre el proyecto OLPC y estuvimos jugando bastante con las XO
y sus hijos. Después de esa juntada, todos quedamos emocionados con lo
que pasó. En lo personal, recibí un montón de feedback de los chicos, me
encontré con los usuarios reales de las XO y pude ver como ellos se
desenvuelven con las maquinitas. Entonces, un semana más tarde
aproximadamente, nos encontramos nuevamente en la Universidad
Tecnológica Nacional con César para llevarle la XO que le habíamos
conseguido de modo que pueda colaborar con el proyecto. Ésta reunión fue
un tanto interesante porque casualmente había un alumno de 5to año en la
clase de consulta que César tenía ese día y también pudimos comentar de
qué se trataba este proyecto, como así también discutir varias ideas.
Terminado el horario de la clase de consulta de César, nos fuimos a
comprar unas empanadas para comer y... ahí empezó todo. Una charla en la
esquina en dónde nos debíamos separar. Una charla casi interminable
(¿viste cómo es César?), en la que hablamos muchas cosas, recordamos
viejas épocas cuando estudiábamos en la facultad, cuando era mi profesor
y también cuando trabajé con él en el Ministerio de Innovación y Cultura
de la provincia de Santa Fe.
En ese momento, y casi jodiendo, dije: "Tendríamos que hacerte un busto
a vos. Y es más, deberíamos ponerlo dónde estaba la estatua de Chaplin"
(en una plaza a 3 cuadras de la UTN, dónde muchos estudiantes pasan
todos los días por ahí). Le pareció bastante chistoso y se rió. Seguimos
hablando un poco más como si nada y la charla en pocos minutos terminó.
A la vuelta, de camino a la casa de manuq, le comenté a Manu que yo
hablaba en serio. Quizás no hacer un busto o una estatua, pero sí
rendirle un homenaje de alguna forma. Este tipo, a mí y a muchos de mis
conocidos, nos enseñó cosas brillantes. Y además de eso, nos ha
enseñado *a pensar *inclusive. A ver las computadoras con otra
mirada y hasta incluso a la vida misma. No es la primera vez que se me
ocurre algo similar ni mucho menos; muchas veces me ha pasado cuando
laburaba codo a codo con él. Todos los días me sorprendía con su
sabiduría y teníamos tremendas discusiones sobre cómo encarar un
problema. Era buenísimo.
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Muchas de esas oportunidades, en las que nos pasábamos mañanas enteras
discutiendo cosas sin sentidos para muchos, cuando terminaba la charla
le decía que era un groso y que estaba muy agradecido de estar
trabajando a su lado. Incluso, que si no fuese por él no seguiría
trabajando ahí. La cuestión es que no me creía y siempre le causaba
gracia.
Resumiendo, hace un tiempo que me he dado cuenta que a la gente que uno
considera grosa hay que decírselo. En este caso, ya que se lo he dicho
en reiteradas oportunidades y nunca me ha creído (por decirlo de alguna
forma) me parecía que era un buen momento para demostrárselo. Así, con
esa idea en la cabeza, cuando volví a casa de lo de manuq, mandé un mail
a sus amigos y compañeros de Software Libre de toda la vida (al menos
los que conozco yo) planteando esta inquietud que tenía y preguntando si
a ellos les pasaba lo mismo para ver si podíamos juntar quorum como para
hacerle un homenaje. Como era de imaginarse, muchos (todos, si no me
equivoco) se prendieron y organizamos una juntada en Santa Fe en el
Patio Cervecero, dónde comimos unas cuantas pizzas, tomamos cerveza y le
dijimos a César que estábamos ahí reunidos para rendirle una especie de
homenaje (un poco pobre) por todas las cosas que hemos aprendido al lado
de él, por ser tan buena persona y porque para todos nosotros es un
groso y se lo queríamos decir de alguna forma.
Así que César, ¡salud!
Todas las fotos:
aquí.