Me vi obligado a delinquir: pagué coima

Note

Este artículo fue escrito el 18 de Agosto de 2018 a las 21:25:58 UTC-03:00.

Nunca en mi vida pagué una coima. Bueno, nunca en mi vida había pagado una coima, para ser literalmente correcto. No lograba entender el objetivo de pagarla. Tenía varias razones en mente, pero como nunca había estado en una situación similar, tampoco había tenido oportunidad de ponerlas a prueba.

"Si cometí una infracción, debo pagarla. ¿Porqué no lo haría?" -pensaba.

Hace 6 años me compré mi primer auto, un Fiat 147 todo destartalado con el que fui hasta Uruguay. Años más tarde, me compré mi segundo auto. Un Peugeot 206, con el que llevo más de 3 años viajando por toda Argentina y latino américa. Me han parado tantas veces como te puedas imaginar en las rutas, en las aduanas de todas las fronteras y siempre he tenido todos los papeles en regla.

Sin embargo, también he recibido algunas multas en mi domicilio. Algunas me han llegado desde la provincia de Corrientes, al noreste de Argentina, por exceso de velocidad en zona urbana. Estas multas me han llamado la atención porque soy muy cuidadoso en la ruta y casi siempre (para no mentir) respeto los límites de velocidad. Luego de una pequeña investigación, encontré en varios sitios de Internet que la Municipalidad de estas pequeñas comunas envían cartas a los dueños de los vehículos que pasan por esa zona intimándolos a que paguen; aunque no hayan cometido ninguna infracción. Lo que en mi barrio se conoce como "un chantaje".

¡Miento! Una vez sí cometí una infracción y pagué la multa correspondiente. Era una tarde soleada en la que me dirigía al Parque Nacional Quebrada de los Condoritos, en la provincia de Córdoba cerca de Cura Brochero. Llevaba, en al asiento trasero, a uno de mis amigos nuevos del Hostel en el que estaba parando cuando la Policía de Córdoba me detiene. Me solicita todos los papeles del auto. Los entrego. A los pocos minutos me informa que el pasajero que llevaba en el asiento trasero no contaba con el cinturón de seguridad y por lo tanto debía hacerme una multa por tal infracción. Expliqué mi situación haciendo incapié que en la provincia de Entre Ríos (donde obtuve mi licencia de conducir) solo es obligatorio el cinturón de seguridad para los pasajeros de la parte delantera del vehículo.

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En vano. Firmé la multa y seguí adelante.

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3500 pesos, de aquella época.

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Pagué, años más tarde, desde Cochabamba, Bolivia.

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Luego de estos años en las rutas, de todos los colores y sabores, he ido incrementando mi sistema de seguridad personal e incomodidad al volante cuando la seguridad interna de alguno de los pasajeros se ve afectada. Así me he convertido en el dueño del auto insoportable que cada vez que te subís a su auto te vuelve a decir lo mismo: "Ponete el cinturón", "No me tapes la ventanilla que no veo", "Corré la cabeza" y otras frases más.

Hoy me encuentro en Cuenca, Ecuador con mi Peugeot 206 que, como no podía ser de otra manera, cuenta con todos los papeles reglamentarios para poder circular por todo el territorio Ecuatoriano de forma legal. En principio, cuando un auto ingresa a la mayoría de los países de latino ameríca se le otorga un permiso de turismo por 3 meses (que no tiene ninguna relación con el permiso migratorio otorgado a su conductor, ya que son dos entidades completamente diferentes: Aduana y Migraciones). Sabiendo que iba a permanecer más tiempo que 3 meses, realicé una extensión por 2 años presentando toda la documentación correspondiente y pagando los gastos de la misma.

Como decía, siempre he tenido todos los papeles al día por tres motivos. El primero, me hace circular tranquilo. El segundo, me evita todo tipo de problemas. El tercero, me evita tener que pagar coimas.

Ahora, ¿qué pasa si por algún motivo la situación cambia? Llevás el auto a un taller mecánico que se encuentra en una ciudad diferente a la que vivís. Luego de 2 semanas, volvés a retirar el auto. Viajando de regreso a tu ciudad, encontrás un desperfecto en el auto que te impide llegar a tu destino y decidís volver al taller y dejar el vehículo para que lo revisen. Pasan los días y explicás tu situación: "En dos días viajo fuera del país. Por lo tanto, si no me entregás el vehículo antes de esa fecha, lamentablemente te lo voy a tener que dejar aquí 3 semanas hasta que vuelva." El agente te informa que no hay ningún inconveniente con eso, pero lo que sí iba a necesitar son todos los papeles del auto ya que hay varias pruebas que se hacen en ruta y por lo tanto puede ser que la policía le solicite los mismos.

¿Qué hacés?

Pensás.

"Claro. Yo no le puedo dejar a este tipo los originales, ya que cualquier inconveniente que tenga con ellos a mí me perjudica muchísimo siendo que no estoy en mi país." -te da vuelta por la cabeza.

"¡Eso! Dejo los originales en mi casa y le llevo una copia para que pueda tener en el auto. ¡Listo!" -comentás en voz alta a la nada misma.

Continuará...

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