Somos mimos

Las pocas semanas que estuve en Paraná, luego de volver de la Segunda Etapa del proyecto Argentina en Python, fueron muy intensas. La verdad que no me esperaba nada de todo lo que pasó.

Todo lo que pasó, en partes, se generó a raíz del Curso de Python en Paraná. Gracias a Pablo Zubizarreta (con quién alguna vez había hecho un taller de "Edición de audio y video") que me puso en contacto con Jaimo, un arquitecto y animador de Paraná.

Crucé muy pocas palabras con Jaimo por Facebook y así coordinamos para hacer una mini-reunión para charlar de qué se trataría el taller y ver cómo le íbamos a dar difusión. Sinceramente, no tenía ni idea para qué nos íbamos a juntar hasta después de haber ido a la casa y charlar con él. Yo solo acepté en ese momento. Ese día, al llegar a la casa creo que conectamos inmediatamente. Él me saludó como uno más y yo estreché mi mano con un tinte de admiración, ya que conozco algunos de sus laburos [1] [2] y me encantan.

Inmediatamente pasamos a otro plano y nos pusimos a hablar del curso, de qué días podíamos cubrir, del precio e inebitablemente caímos en la parte filosófica del Software Libre, el proyecto Argentina en Python y un poco de mi historia. Charlamos muchísimo, de muchísimos temas. Todos temas que no me esperaba y que me dejaron helado. Después de un par de horas, que creo ninguno de los dos tenía pronosticado emplear en esa juntada, me di cuenta que es un tipo muy culto y con una mirada interesante de las cosas (ahí lo adopté como referente para futuras charlas). Tenía muchas ganas de seguir charlando con él un buen rato más, pero lamentablemente ese encuentro llegó a su fin y cada uno tuvo que ir para su lado.

Pasaron los días, pasó el primer encuentro del Curso de Python y luego de las primeras 4hs nos quedamos con Jaimo hablando un rato sobre este primer encuentro y otras cosas más. Una charla muy interesante también en la que, no de casualidad, lo nombre a Manuel Quiñones (ya que también es animador y, ¡un groso!) [3] . Desde ese entonces, me quedó un gusto amargo en la boca. Algo que me decía que tenía que hacer que estos dos tipos se junten, así que, cuando terminó el curso y estábamos un poco más libre, les mandé un mail a ambos para conectarlos. En ese mail salió juntarnos los tres a tomarnos una cerveza y ver qué pasa...

Esa noche conocí a tres admiradores de tres personas. En el momento que me quedaba solo con manuq, él me decía: "Che, qué groso este Jaimo" y al rato, cuando manuq se hacía a un lado, Jaimo me decía: "Increíble lo que hizo este tipo". Yo también, en cada momento que podía intentaba hacerles saber que ambos eran unos groso para mí...

Entre cervezas, hablamos de programación, de animación, de educación, de cómo mezclar la programación con la educación y la animación, ¿qué herramientas hay para los chicos y porqué es importante que aprendan a programar y dibujar?: a expresarse. ¿Qué quiere decir ser animador y hacer una tira de humor gráfico en el diario? ¿Porqué es importante expresarse? ¿De qué están hablando las personas que hablan en los medios? ¿De qué estamos hablando nosotros mismos? ¿Cómo lo decimos? ¿Porqué nos autocensuramos? ¿A qué le tenemos miedo?...

Así, analizamos algunas tiras de humor gráfico que hoy están de moda y charlamos sobre qué dicen y a qué público están destinadas. ¿Porqué vende más hacer chistes sobre Facebook o WhatsApp que sobre políticos / realidad / sociedad?

Mientras nosotros estábamos hablando de estas cosas sentados en el bar Shine, en la vereda de San Martín y Colón, vemos que un colectivo doble piso aparece en la esquina (en una calle que es pleno centro) e intenta girar por Colón viniendo por San Martín. Como era de esperarse, el giro no le da pero ni de casualidad y, entre maniobra y maniobra se escucha:

Debería estar prohibido que estos colectivos circulen por acá.

Seguro que lo está, pero a nadie le importa.

Como el chofer no pudo resolver la situación, optó por subirse a la vereda para tener un mejor giro. En esa subida, tuvo que maniobrar varias veces para no pegarle al cartel del bar ni tampoco perder el espejo como así también zafar del auto que estaba estacionado a 45° en la vereda de enfrente. Así, como pudo, terminó de maniobrar y se fue. Nosotros... Seguimos con nuestra charla.

Entre pizzas, charlas y cervezas, manuq nos mostró un Software para programar gráficamente y hacer cosas locas con muy poco esfuerzo, solo conectado bloques con entradas y salidas predeterminadas. ¡MUY loco! ¿Cómo se llamaba?

Terminamos de comer y decidimos ir a dar una vuelta caminando. Dejamos algunos bultos y arrancamos para la zona del Rosedal por calle Alameda de la Federación. En el camino, pasaron y vimos varias cosas que me recordaron muchos aspectos que no me gustan de Paraná como ciudad. Algunos que son importantes (al menos para mí) y otros que soy conciente que son una boludez, aunque igualmente me molesten. Uno de los temas que recuerdo de esa caminata hasta llegar al Rosedal, fue el minado de reductores de velocidad en las doble líneas amarillas de algunas calles de la ciudad. Básicamente, pusieron unos semi-círculos de plástico amarillo a lo largo de varias calles de la ciudad para que no se pueda pasar a otro auto; de esa forma si tenés a uno adelante no lo podés pasarlo. Cada uno explicó sus motivos a favor y en contra hasta que llegamos al corazón del Rosedal donde nos encontramos con un tacho de basura, de esos comunitarios (que también ya había sido tema de conversación en la caminata). Pero este tenía dos particularidades interesantes. Primero, estaba en una zona que no es residencial, por lo que nadie tiraría la basura ahí. Segundo, estaba ubicado en el medio de una curva y... Tercero, arruina muchísimo la vista del llugar:

Tacho de basura ubicado en la curva del parque Rosedal, Paraná

Hablamos mucho de esto. Tanto, que me sentí mal por un tiempo. Mi cabeza se llenó de recuerdos sobre muchas de las pésimas decisiones que se toman en Paraná y lo frustrado que me hacen sentir. Quizás exajero, pero es lo que me pasa en esos momentos.

Seguimos hablando de esto, del edificio del hotel Maran Suites que estaba en frente a nosotros y los problemas que se decía que tenía (estaba torcido y no servía) hace varios años. Jaimo nos contó la historia que él conoce y nos dió su opinión arquitectónica. Nosotros, éramos dos niños que asentaban con la cabeza cada uno de sus comentarios sin entender mucho del tema...

Emprendimos la vuelta caminando nuevamente por Alameda de la Federación, ahora en sentido contrario, ya volviendo para el Bar Shine dónde teníamos nuestros autos. De camino, nos encontramos con la Escuela Centenario -una escuela muy importante de Paraná- y vemos que está muy pintadita y que además había un cana merodeando por delante de esta. Recordamos también, que habíamos visto a otro cana en una de las calles que rodea a la escuela ya que estaba cortada. ¿Cortada? ¿Porqué?

A todo esto, nos llama la atención la cantidad de tubos que salían de una caja de chapa / metal y se introducían por la ventana de la escuela, que estaba muy bien iluminada (como para no notarlo, ¿no?). Esto nos impactó y nos preguntamos ¿qué será?, ¿porqué la escuela estaría recién pintada y con estos tubos?. Inmediatamente caímos en cuenta de que se trataba del lugar dónde se iba a realizar la Cumbre del Mercosur y que esos tentáculos eran para refrigerar el lugar. Así, entre pros y cons, nació:

Escuela "Tentáculo" Centenario. Aclimatada para la Cumbre del Mercosur. ¡La estupidez humana en su máxima expresión!

Al llegar al Bar, como la charla estaba tan intensa, se generó una presión en ese momento en el que ninguno quería tomar la posta de ser el primero en emprender rumbo hacia su auto. Así fue como nos quedamos hablando en la esquina del Bar durante, al menos, una hora más. En ese tiempo, mientras hablábamos sobre "Nadie dice nada", "La autocensura", "No estamos hablando de lo que hay que hablar" y "Una publicidad de una radio de Paraná que tiene un Mimo como protagonista" escuchamos el ruido de un auto que venía a toda velocidad por San Martín y dobla -no sé a cuánto, ¿unos 60 o 70 Km/h quizás?, hace chillar las cubiertas, la cola le patina bastante y las cubiertas delanteras intentan traccionar durante unos segundos para zafar de pegarle al auto que seguía estacionado a 45° (ese mismo que casi se lleva el colectivo) y, afortunadamente logra errarle y seguir su rumbo con la música a todo lo que daba...

Demente en dos ruedas

Así, entre la bronca, la impotencia, la estupidez humana, pregunto:

¿Cómo querés que quiera vivir acá? Sí, pasa en todos lados. Entiendo. Pero, ¿no te parece que hemos visto MUCHO en 2 horas que hace que estamos caminando? Bueno, al menos, me gustaría reducir un poco todo esto mientras pueda.

Miro a mi alrededor. En el bar había unas cuantas personas. Nadie dijo nada. Nosotros... No dijimos nada. El dueño del bar... No dijo nada. ¿Alguien dice algo?

¡Boludo, somos mimos! ¿Cómo la radio no va a tener un mimo de protagonista? No se nos están riendo en la cara, nos están poniendo un espejo enfrente. ¡Somos unos putos mimos! Todos vemos todo y nadie dice nada.