Roñosos

Ayer, después del accidente llegué a Villa Tulumba, Córdoba. Como venía con la cabeza en la cabra esa, lo único que quería era un lugar donde me pueda relajar y pasar un rato a meno. Sinceramente, no esperaba mucho más que una pobre conexión wifi como para poder leer varios blogs que tengo atrasados y seguir un poco con el mapeo de OSM ya que el pueblo era chico y está un poco desactualizado.

La verdad que ni bien llegué, me fui derecho para la oficina de turismo a preguntar por un alojamiento y me mandaron al que está "derecho por esta dos cuadras y doblás media a la izquierda luego". Llego al lugar, toco la puerta y me atiende un abuelo. Le pregunto por el precio de la habitación y los servicios y me dice: "$160, con desayuno incluído". Sí, es lo más caro que iba a pagar en todo el tiempo que llevo viajando y el lugar, a simple vista, no parecía nada del otro mundo. Digamos que "solamente era caro".

Acepto el precio ya que no tenía ganas de renegar con nada. Ya demasiado tenía con la cabra maldita. Luego viene su mujer (a la que el señor le dice: "... le dije $160..."), de unos varios años también, bastante alterada (chispita) y prácticamente me auyenta con la velocidad de sus palabras y el trato de "nieto" que me estaba brindando. Sí, yo sé que soy un poco raro y además, no me gusta ni un poquito que me rompan las bolas y me estén encima todo el tiempo. Bueno, no habían pasado ni 5 minutos y yo ya la sentía a la señora esta encima mío...

Después de varias vueltas con que sí y que no porque no sabía cuándo le llegaba la gente, pero creía que no iba a haber problemas y... "Bueh, sino te ubico por ahí" y algunas cositas más, finalmente me acomodo en mi pieza.

Luego de salir a caminar un rato por el pueblo, regreso y me pongo a trabajar en el comedor (lugar común) que es donde llega el wifi. Primero me ubico en una mesa y cuando se me termina la batería, mudo algunas cosas a una nueva mesa. Al rato, pasa la señora esta y me dice así de la nada: "Celular... Billetera... Llaves... Todo tirado arriba de la mesa. Mijo, guardá todas estas cosas porque acá nosotros vamos y venimos todo el tiempo..."

¿Qué me está diciendo? ¿Que ella (o su marido) me va a chorear las cosas? ¡Soy el único huésped en el lugar!

A la noche, cerca de las 22hs, me dice el señor muy amablemente que me vaya a comer. "Ah! Pequeño detalle. Tienen un comedor gigante con más de 10 mesas pero no hay forma de hacerse unos fideos. La cocina no está a disposición" -pienso. "Además, apurate porque van a cerrar y te vas a quedar sin comer" -agrega.

Me levanto de la silla y dejo todas las cosas en una de las mesas que estaba ocupando. Enseguida este señor comenta: "No, no... Llevate todas las cosas porque ahora nosotros cerramos acá ya que nos vamos a dormir". ¡Faaa! ¡Qué gente vueltera! O sea que, siendo las 22hs, ¿NO puedo comer en el hospedaje que estoy pagando "ni siquiera comida comprada"?

Ya me estaba empezando a caer mal el lugar este...

Me llevé todas las cosas a la pieza y me fui a comer al lugar in-situ. A la vuelta, organicé un poco mi habitación y me fui a dormir.

Al otro día me levanto cerca de las 9hs y doy un par de vueltas por los lugares comunes. Voy de la pieza al auto a buscar algunas cosas para poder bañarme y en el camino la encuentro a la señora que con un tono un poco prepotente me dice: "Andá a desayunar". "Sí, ya voy. Primero me quiero bañar" -le contesto y veo/siento que no le cayó muy bien lo que le dije. Supongo que "se le hacía tarde" para que yo desayune. No sé, ya no sabía que pensar a esa altura.

Me baño y me voy para el comedor a desayunar. El desayuno consistía de café con leche, un poquitito de mermelada de naranja, una manteca Ilolay individual de 5 gramos (aprox) cerrada, 3 tostadas durísimas y unos 5 bizcochos deliciosos. Ah, sumado a eso, un vaso de jugo en polvo de naranja. Empiezo a desayunar y al segundo bizcocho se me termina la manteca, así que cuando pasa la señora le digo: "¿Me podrías traer otra manteca, por favor?". En el medio de mi pregunta empieza diciendo: "Sí, sí..." y después se da cuenta de lo que le estaba pidiendo y termina: "... Ah! No, disculpá. Lo único que repito es el café con leche. Los precios se han ido por las nubes y no puedo costear darte otra manteca"

Mudo.

Menos mal que pude (no sé como) quedarme callado. Las ganas de mandarla a la mierda eran terribles. Loco, una manteca de mierda. Si trae 10 gramos estoy exagerando. Te estoy pagando $160 por noche. Es el alojamiento más caro que he pagado y en NINGUNO ME AMARRETEARON en el desayuno y mucho menos por un pedacito miserable de manteca.

OK. Cerré el orto y me terminé de comer los bizcochos y las tostadas secas, que raspaban el paladar. Después tomé un poco del jugo y casi lo devuelvo. Creo que tenía 10 días en la heladera. El polvo ya se había separado del agua...

Luego de desayunar, me dice que me tienen que cambiar de habitación. OK, dale que vamos. Mudo todas las cosas y salgo a caminar. Vuelvo y me pongo a trabajar en el lugar común (comedor). A la hora, aproximadamente, vuelve la señora y me dice que también cierran el comedor a la siesta, así que me tengo que ir de ahí. Me fui a trabajar al patio sentado en un sillón de plaza que tenían ahí...

Con la peor onda, busco el hospedaje en internet y veo que la página oficial de turismo de Córdoba dice que no pueden cobrar más de $150 por una simple. ¡Váyanse a la mierda!

A la noche... otra vez lo mismo. Me vuelven a echar del comedor porque se van a acostar. Aproveché esa bronca y me escribí un post ;)

Pésimo. Pésimo el hospedaje este. Y mirá que vengo de uno (en Catamarca) en el que me picaron pulgas y chinches y me fui contento por la onda que tenía la gente ahí...

... de hecho... Hoy fui al hospital por ese tema ya que las ronchas estaban muy grandes. Me dieron unas pastillas para tomar y me dijeron que no era nada grave si seguía así :)

Comentarios

Comments powered by Disqus